Cómo nuestro sistema de creencias construye nuestra percepción del mundo
¿Cómo creemos lo que creemos, por qué lo creemos [...]
¿Cómo creemos lo que creemos, por qué lo creemos [...]
Hemos desarrollado nuestro vocabulario para analizar información, poner excusas e insultar, mucho más que nuestro vocabulario para expresar claramente nuestros sentimientos y necesidades. Nuestros puntos ciegos suelen hacernos suponer que estamos comunicando nuestras necesidades de forma eficaz. Suponemos que nuestras metáforas y nuestro lenguaje corporal deberían ser suficientes. El receptor tiene súper poderes, puede leer la mente, adivinar muestras intenciones, tal vez tenga una bola de cristal en su casa para descifrar nuestras verdaderas necesidades, ¿verdad?
En nuestros hogares, en las escuelas o en el trabajo, las figuras de autoridad nos han educado y premiado a menudo por seguir órdenes, “comportarnos bien”, reprimiendo nuestros sentimientos y necesidades, quizás buscando ser aceptados o simplemente por no ser reprendidos.
Seamos sinceros! En general no estamos muy acostumbrados a PARAR, sentir e identificar nuestras emociones y necesidades. Probablemente, solo leer sobre ello nos hace sentirnos ansiosos o escépticos de ir hacia allí. Cuando surgen emociones fuertes que causan dolor, el camino más fácil es ignorarlas y seguir operando con el piloto automático, la ruta que ya conocemos.
La gestión de las emociones es un tema crucial para el liderazgo. Etiquetar nuestras emociones a veces es complicado, pero es el primer paso para conocernos un poco más, entender las perspectivas de los demás y, expresar nuestras necesidades con eficacia.
¿Cómo respondes a un logro positivo compartido por tus colegas, familiares y amigos?
Las relaciones son el billete de oro para dirigir con éxito un equipo. Mantiene unido a un equipo y lo hace más resistente, comprometido y feliz. Es un regalo que alguien te elija, especialmente, para compartir sus buenas noticias, su emoción o lo que considera un éxito. Resulta que la forma en que reaccionamos a los acontecimientos positivos es el mejor indicador del éxito de nuestra relación a largo plazo.
Según la psicóloga Dra. Shelly Gable, podríamos clasificar nuestras reacciones a la divulgación positiva en función de dos dimensiones.
La dimensión constructiva-destructiva, en la que una respuesta constructiva puede incluir algunas sugerencias positivas y es alentadora, y la respuesta destructiva es desalentadora y quizás incluso degradante.