Hemos desarrollado nuestro vocabulario para analizar información, poner excusas e insultar, mucho más que nuestro vocabulario para expresar claramente nuestros sentimientos y necesidades. Nuestros puntos ciegos suelen hacernos suponer que estamos comunicando nuestras necesidades de forma eficaz. Suponemos que nuestras metáforas y nuestro lenguaje corporal deberían ser suficientes. El receptor tiene súper poderes, puede leer la mente, adivinar muestras intenciones, tal vez tenga una bola de cristal en su casa para descifrar nuestras verdaderas necesidades, ¿verdad?
En nuestros hogares, en las escuelas o en el trabajo, las figuras de autoridad nos han educado y premiado a menudo por seguir órdenes, “comportarnos bien”, reprimiendo nuestros sentimientos y necesidades, quizás buscando ser aceptados o simplemente por no ser reprendidos.
Seamos sinceros, en general no estamos muy acostumbrados a PARAR, sentir e identificar nuestras emociones y necesidades. Probablemente, solo leer sobre ello nos hace sentirnos ansiosos o escépticos de ir hacia allí. Cuando surgen emociones fuertes que causan dolor, el camino más fácil es ignorarlas y seguir operando con el piloto automático, la ruta que ya conocemos.
La gestión de las emociones es un tema crucial para el liderazgo. Etiquetar nuestras emociones a veces es complicado, pero es el primer paso para conocernos un poco más, entender las perspectivas de los demás y, expresar nuestras necesidades con eficacia.
«Se ha demostrado que cuando las personas no reconocen y abordan sus emociones, muestran un menor bienestar y más síntomas físicos de estrés, como los dolores de cabeza. Evitar nuestros sentimientos tiene un alto coste.»
Susan David
Tener las palabras adecuadas es importante; pelar esas capas de nuestro vocabulario de uso cotidiano y encontrar la redacción correcta convierte cualquier experiencia desordenada en un crecimiento potencial, en lo personal y en lo profesional. Comprenderla con mayor claridad nos permite construir una hoja de ruta para abordar la situación con eficacia y crear conexiones más profundas.
He aquí cuatro pasos que me han sido útiles para etiquetar y sentir mis emociones con mayor precisión.
1er. paso. PARAR y respirar
¿Has oído algún consejo como: mantén la calma, no te lo tomes como algo personal? Bueno, cuando te encuentres en pleno campo de batalla, esto te sonará a tonterías, la temperatura de tu cuerpo aumenta, tu corazón late más rápido, quizás tu cara se ruboriza, RESPIRAR si, pero practica antes. Aprende y practica todos los días técnicas de respiración diafragmática, estas nos ayudan a reducir el ritmo cardíaco, disminuyendo la presión arterial, nos ayuda a relajarnos y a afrontar los niveles de cortisol en nuestro cuerpo, estrés y nuestra amiga la ansiedad.
2º paso. Observa tu cuerpo y escucha sin juzgarlo
Sé que esto es fácil de decir y difícil de hacer, y esa es la razón por la que lo llamo construir un nuevo hábito. Integrar una nueva forma de ser es estar plenamente presente y consciente cuando el viejo modelo operativo está teniendo lugar. Cuando mezclamos la observación con la evaluación, las personas tienden a recibir nuestro mensaje como una crítica y es normal que experimentes resistencia a tu mensaje. La observación debe basarse en el momento presente y en cada contexto, evitando las generalizaciones estáticas.
“La capacidad de observar sin evaluar es la forma más
elevada de inteligencia”
J. Krishnamurti
Te invito a un experimento social: en la próxima conversación que tengas, abórdala con la única intención de estar presente, escuchando cada palabra, observando el lenguaje corporal, siendo curioso, haciendo preguntas sobre el significado que hay detrás de la manera de expresarse de los demás. Hay muchas capas por descubrir y que explorar en una conversación, una vez que lo conseguimos, nuestras relaciones y colaboraciones evolucionarán, encontrando la intención en cada interacción. Obsérvate a ti mismo en esas interacciones; ¿reacciono de inmediato? ¿Estoy haciendo suposiciones? ¿Hay alguno de mis valores herido? Detente, respira y vuelve a intentarlo.
3er. paso. Desarrolla tu vocabulario emocional
Tómate tu tiempo para entender y etiquetar esas emociones fuertes. Prueba nuevas palabras y tómate un momento para sentir cómo reacciona tu cuerpo a esas palabras, puedes elegir varias palabras para las mismas emociones y sorprenderte de qué sentimientos adicionales descubrirás debajo del vocabulario de piloto automático que estamos acostumbrados a utilizar. Neil Katz, de la Universidad Nova Southeastern de Florida, sugiere utilizar en su lugar los sentimientos.
“Los sentimientos son la forma en que intentamos representar esas emociones en palabras o arte. Esa claridad ayuda»
¿Qué tipo de estado de ánimo tengo ahora mismo?
¿Cuáles son las razones de mi estado de ánimo actual?

4º paso. Exprese sus sentimientos y necesidades
Piensa en una situación difícil a la que te hayas enfrentado; tal vez no te hayas sentido cómodo en la forma de expresarte o te hayas sentido herido por lo que otros han dicho. Crees que podrías haberla abordado de otra manera, tal vez expresando tus necesidades y nombrando tus emociones con precisión.
En este punto, te has tomado tu tiempo para respirar y dejar que tu cuerpo simplemente sienta; has dominado la observación de tu diálogo interno de forma consciente y has escrito todas las palabras que podrían describir cómo te sientes. Ahora vuelve a esa lista.
PRÁCTICA diferencia dentro de su vocabulario emocional, que expresa pensamientos, evaluaciones e interpretaciones de las emociones básicas.
Seguir el siguiente ejercicio le ayudará a comprender mejor sus necesidades,
• Escribe tus emociones/sentimientos.
• ¿Es mi interpretación de lo que otros me han hecho?
Si efectivamente es una interpretación, por ejemplo, me siento ignorado. ¿En qué situación concreta se «siente ignorado»?
Reformúlalo:
Cuando esto sucedió, o cuando otra persona dijo esto me sentí porque necesito o necesité
• ¿Qué necesidades no se han satisfecho?
• ¿Cuáles pueden ser las necesidades y los sentimientos de la otra persona? ¿Cómo puedo saberlo?
• ¿Qué me gustaría que pasara después?
• ¿En qué situaciones respondo de forma diferente a la que me gustaría?
• ¿Qué puedo hacer la próxima vez?
BONUS: Explora el verdadero origen de tus sentimientos
Mi perspectiva de concienciación, mis competencias de coaching, mi autoconocimiento y mi forma de relacionarme con los demás evolucionaron desde que empecé a aprender y aplicar los conocimientos derivados de identificar y etiquetar mis emociones, sentimientos y necesidades. No estamos acostumbrados a expresar nuestros sentimientos, sigue siendo un tema tabú en algunas organizaciones conservadoras, pero es lo que nos hace evolucionar como seres humanos y líderes, nos hace sentir bien y nos ayuda a desarrollar relaciones significativas, es nuestra esencia y naturaleza para canalizar la compasión que nos hace especiales, es la cúspide de lo bueno que tenemos, es el legado que podemos transmitir a los demás, a los nuestros, a los que queremos.